Sólo hay un amor perfecto.

Dios te ama y quiere cuidarte y protegerte de las mentiras del mundo y del amor falso

Estamos rodeadas de películas, libros, novelas, canciones y mucho más, que supuestamente nos cuenta o explica cómo es el amor. También nos dicen qué debemos y qué no debemos hacer para enamorarnos. Y ni hablar de las famosas fórmulas para conquistar al chico de tus sueños. Pudiera decirte que esto no aplica para una hija de Dios, para una “cristiana”, pero la realidad es que no aplica para nadie. Permíteme que te exponga una de las ideas más falsas e irreales con la que te vas a topar. Y por supuesto, desmintámosla a la luz de la palabra. 

Idea: Hay un chico o un hombre perfecto que me hará feliz y me amará mucho, sólo tengo que encontrarlo.

Esta no es una declaración que te hagan a la clara, de hecho hoy más que nunca motivan a las mujeres a que estén solas, porque “los hombres no sirven” (ese es un tema para otro momento, pero muy importante). Vemos en las redes sociales “relaciones perfectas” “novios perfectos”. Cuando la realidad es que no hay un solo ser humano en esta tierra que no sea un pecador.

Romanos 3:12 (NBLA)

Todos se han desviado, a una se hicieron inútiles.

No hay quien haga lo bueno,

No hay ni siquiera uno.

1 Juan 1:8-10 (NBLA)

Si decimos que no tenemos pecado nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 

Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos esos pecados y para limpiarnos de toda maldad.

Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos a Él mentiroso y Su palabra no está en nosotros.

Y aquí nos topamos con una verdad sumamente importante para enamorarnos o estar en una relación con alguien. Nadie va a ser perfecto o maravilloso, todos tenemos defectos y pecados. El amor no se trata de que nos amen a nosotras y nos hagan felices. El amor que la Biblia nos presenta es un amor como el de Cristo. Aquel amor que perdona y se sacrifica, que entiende que está con alguien que siempre va a necesitar de la gracia y misericordia de Dios. Te ofreces para servir y orar por él mientras él es transformado y se santifica para reflejar a Cristo. Sabiendo que esto puede tomar semanas, meses, o incluso años. Cuando entiendes esto, empiezas a comprender el propósito que Dios tiene contigo en una relación. Amar, perdonar, edificar y alentar a tu pareja para que siga en la carrera de seguir a Jesús y santificarse. En pocas palabras, el amor bíblico trata más de preguntarte qué puedes hacer tú para amar a tu pareja y bendecir su vida. No se trata de lo que tu pareja te va a dar a ti. 

Dios en su amor y benevolencia va a permitir que de igual forma esta persona sea de bendición y gozo para ti, pero no debes ver eso como una meta sino más bien como un posible beneficio que por gracia recibes de manos del Señor. 

Estas son lecciones que hoy conozco, porque en el pasado no las conocía y no las aplicaba. Quisiera que no cometas el mismo error que yo cometí al pensar que vendría un príncipe azul a cumplir mis más grandes (egoístas) anhelos de ser amada, querida y servida. Sino que puedas entender que nadie te puede amar ni a ti ni a mi como sólo Jesús nos ama. 

Existe otra condición que se desarrolla al pensar así de una pareja. Creemos que tenemos que ser “cierta mujer” para poder llamar la atención de este supuesto “príncipe azul”, así que empezamos a priorizar cosas que no deberíamos, como la moda o una preocupación excesiva por nuestra apariencia y físico. El mundo nos muestra diferentes estilos y tendencias que marca el mundo, y nosotras nos dejamos llevar por esas tendencias, en muchos casos porque creemos que vamos a llamar la atención del “chico” de esa manera. Cuando priorizamos las cosas incorrectas en nuestra vida siempre vamos a descuidar las que sí debieron ser prioridad. Eso nos puede llevar a enfriarnos espiritualmente, y entonces perdemos el enfoque y la confianza en Cristo.

¿Cómo debemos actuar cuando nos enamoramos o cuando estamos esperando a una pareja? 

Primero y antes que todo debes saber algo, Dios te ama y quiere cuidarte y protegerte de las mentiras del mundo y del amor falso, que no es parte de su diseño. No hay nadie más interesado en cuidarte y guiarte para que puedas conocer el gozo de vivir en el centro de su voluntad, que nuestro Padre Celestial. Si entiendes esto entonces antes de buscar una pareja o un amor, antes de priorizar cosas en tu vida, busca su rostro. ¿Qué implica esto? Orar, orar mucho, derrama tu corazón en su presencia, acércate con humildad, pero sobre todo con una voluntad rendida a Él. Siempre guardando en tu corazón y predicando a tu alma este versículo:

Mateo 6:33 (RVR1960)

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Dispuesta que aunque él no te diera los deseos de tu corazón, tú con todo lo amarás y lo servirás:

Habacuc 3:17-19

Aunque la higuera no eche brotes,

ni haya fruto en las viñas,

aunque falte el producto del olivo,

y los campos no produzcan alimento,

aunque falten las ovejas del aprisco,

y no haya vacas en los establos.

Con todo yo me alegraré en el Señor,

me regocijaré en el Dios de mi salvación.

El Señor Dios[a] es mi fortaleza;

Él ha hecho mis pies como los de las ciervas,

y por las alturas me hace caminar.

Cristo te ama, descansa en Él, busca su rostro, confía en que su voluntad y sus planes siempre serán los mejores para tu vida. 

Escrito por:

Lucila Zavala, asesora de comunicación y marketing de Eternidad Plus . Puedes seguirla en Twitter