¿Cómo me someto a mi esposo incrédulo?

Escrito por el 27/03/2023

Cuando el pastor John estuvo en Edimburgo, Escocia, respondió algunas preguntas del público en una conferencia, y una de esas preguntas proviene de una esposa que es cristiana, pero que está casada con un esposo incrédulo.

Ella pregunta: “¿Dónde debo fijar los límites de mi sumisión a él?” He aquí el intercambio, moderado por el pastor local y el plantador de iglesias de 20 Schemes, Andy Prime.

Andy Prime: Alguien nos ha compartido: “Fui salva después de que me casé. Acepto la enseñanza bíblica de que mi esposo es la cabeza del hogar y de la familia. ¿Qué consejo le daría a una mujer que está en esta situación?” Por lo que supongo que su esposo es un incrédulo.

Ganado sin palabras

John Piper: Bueno, hay un texto escrito para ti. Primera de Pedro 3:1–6 está escrito para las mujeres que están casadas con esposos incrédulos. Así que mi primer consejo sería memorizar esos versículos. Y son los más destacables. Me encantan esos versículos.

Y me encantan para mí, francamente. La mayoría de textos que están escritos para las mujeres en la Biblia me resultan sumamente útiles para mí. Pero aquí es donde más me resulta útil.

El peso de este texto es que tu vida es esencial para tus palabras. Me refiero a que, el texto dice que él “debe ser ganado sin palabras” (1 Pedro 3:1).

No creo que sea algo absoluto, como queriendo decir que “Jamás podrás hablar de Jesús con tu esposo” — pues él tiene que saber que eres creyente; de lo contrario, nunca podrá convertirse. Y dice que él será convertido. Así que él tiene que conocer el evangelio.

Por eso, creo que quiere decir: “No lo arengues. No lo fastidies. No lo sermonees. Más, con toda humildad y mansedumbre, en algún momento del camino, háblale abiertamente a este hombre sobre dónde te encuentras y por qué estás allí”. No lo hagas como dando un sermón, sino como un testimonio: “Esta es la razón por la que amo a Jesús. Creo que amar a Jesús me ayudará a amarte más. Por eso, no creas que cuando lo pongo a Él en primer lugar, te estoy amando menos. No es así, cariño. No es así. Podré amarte más al amarlo más a Él”.

Ahora bien, a él le podrá parecer algo incomprensible, pero entonces, deberás demostrárselo; deberás demostrarle que es así.

Solo cuenta lo que dice Jesús

En nuestros días resulta muy complejo hablar de la sumisión, ya que a menudo, lo primero que viene a la mente de las personas es el abuso conyugal. Pero existe una clase real de sumisión que no hace de tu esposo tu amo absoluto. Ese texto no tiene sentido a menos que Jesús sea tu Señor por encima de tu esposo, pues tu objetivo es que tu esposo se convierta al Señor que está por encima de ustedes dos. Y si tienes por objetivo que tu esposo se convierta, significa que claramente no te has sometido a sus ideas equivocadas.

Piensa en las implicaciones de este texto en cuanto a lo que la sumisión es y no es. No significa que tu cerebro se ha rendido al cerebro de tu esposo incrédulo, porque si así fuera, te convertirías en una incrédula. El texto dice claramente: “Permanece firme, mujer. Permanece firme”. Tienes una relación independiente con el Señor que es auténtica e inconmovible. Sin importar lo que diga, sin importar lo que haga, tu relación es verdadera. Jesús es tu Señor, y tú deseas que también lo sea para tu esposo.

Esto es notablemente independiente en un sentido, podría decirse que no debes ser sumisa.

Por tanto, a nivel del compromiso intelectual, tú estás comprometida con Jesús y no con lo que cree tu esposo, lo que quiere decir que la sumisión tiene un sabor que no la convierte en absoluta, en el sentido de que “Este hombre es mi Señor — solo cuenta lo que él dice”.

Pues, no. Solo cuenta lo que dice Jesús. Pero también, una vez que has descansado en Jesús y has deseado respetar a este hombre como líder — es decir, honrar su liderazgo, aun cuando él no lo sea — vas a hacer todo lo que esté a tu alcance para honrar ese liderazgo y dejar que él se encargue de todas las iniciativas, toda la protección y toda la provisión.

Esas son las tres palabras que, según creo, conlleva el liderazgo. Proteger a esta mujer significa que voy a morir por ella si tengo que hacerlo. Ella es mi mujer. Nadie puede tenerla, excepto yo, y la voy a proteger contra todo lo que pudiera lastimarla. Número dos, voy a hacer todo lo posible para proveer para sus necesidades. Incluso si tengo alguna discapacidad y ella tenga que trabajar para mí, voy a hacer todo lo posible para ser su proveedor. Y voy a tomar la iniciativa. Ahora le hablo a los hombres, pero esa es una realidad a la que ella debe despertar y obtener de él.

Sumisión calificada

Sé que también existen maneras sumisas en que se puede decir que no a un esposo incrédulo. Si él quiere involucrarte en sexo grupal, tú le vas a decir:

“No puedo. Te amo, pero creo que esto no será bueno para ti, ni para nosotros. No puedo hacerlo porque amo a Jesús”.

Con todos los textos que hay en la Biblia que hablan de la subordinación — de los hijos a los padres, de las esposas a los esposos, de los ciudadanos a los gobiernos y de los miembros de la iglesia a los ancianos — estos cuatro grupos están calificados. Pero todos ellos no son absolutos, ¿verdad?. Tú no harás todo lo que diga un chiflado” que está como anciano que se apartó de la fe. Tú no harás todo lo que tus padres te digan si intentan involucrarte en su pecado de alguna manera. Las normas absolutas de Jesús son las que relativizan y califican la subordinación de un hijo, de una esposa, de un ciudadano y del miembro de una iglesia.

Publicado originalmente con permiso en: Soldados de Jesucristo

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