Predica la palabra
Escrito por Eternidad Plus el 13/05/2022
Predicar la palabra, es el eje principal de todo pastor o ministro del Señor, así como de todos los creyentes.
Te encargo solemnemente, en la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, por su manifestación y por su reino: Predica la palabra; insiste a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción. (2 Timoteo 4:1-2)
A pesar de Pablo estar en prisión, y a poco tiempo de perder su vida por la causa de Cristo, al leer esto que él le dice a Timoteo, me viene la imagen de un maestro que ama a su discípulo, que se acerca, ya cansado, ya desgastado, ya marcado por todas las dificultades y sufrimientos, con poca fuerza quizá, y que, colocando la mano sobre el hombro de su discípulo, pensando en unas últimas palabras y encargo que pueda dejarle, lo mira a los ojos y le dice ‘Predica la palabra’.
Tantas cosas podríamos decir en relación con el ministerio, pero esa expresión ‘Predica la palabra’ es el fundamento de todo, y es el eje principal de todo pastor o ministro del Señor, así como de todos los creyentes.
Jesús dijo en Mateo 10:27 “Lo que os digo en la oscuridad, habladlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas.”
La siguiente expresión es un claro llamado a no guardar las enseñanzas que habían recibido del Maestro, o sea todo lo que habían aprendido estando a solas, todo lo que ellos por gracia habían recibido del Señor, tenían una misión clara, como decimos aquí en forma coloquial, ¡gritarlo a los cuatro vientos! Los apóstoles debían llevar las enseñanzas de Jesús por todos lados, el mensaje del Evangelio a toda criatura.
Definitivamente, los cristianos tenemos la responsabilidad de proclamar la Palabra de Dios en todo momento, Pablo era el vivo ejemplo de esa labor.
Miremos sus palabras de despedida en Mileto.
Pero en ninguna manera estimo mi vida como valiosa para mí mismo, a fin de poder terminar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio solemnemente del evangelio de la gracia de Dios. Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de vosotros, entre quienes anduve predicando el reino, volverá a ver mi rostro. Por tanto, os doy testimonio en este día de que soy inocente de la sangre de todos, pues no rehuí declarar a vosotros todo el propósito de Dios. (Hechos 20:24-27)
Pablo estuvo enseñando de casa en casa, en las sinagogas y también públicamente. Y a pesar de que sabía que a ninguno de ellos los volvería a ver, él es consciente de que debe seguir su camino, su llamado de parte de Dios para culminar su carrera y cumplir su ministerio de seguir predicando el Evangelio a otros lugares.
Es evidente que la predicación de Pablo no era hablar de cualquier cosa, sino de aquellas palabras que proviene de parte de Dios, las cuales llego a llamar: sana doctrina o sanas palabras. También a Tito le dice:
… reteniendo la palabra fiel que es conforme a la enseñanza, para que sea capaz también de exhortar con sana doctrina y refutar a los que contradicen. (Tito 1:9)
Aquí vemos tres cosas claras que él debía hacer:
- Retener la palabra y enseñanza que él había recibido.
- Exhortar con sana doctrina a los demás, transmitiendo aquella palabra que él había recibido.
- Refutar a los que contradecían esa palabra y se oponían a la verdad.
Hermanos, esa sigue siendo la misma tarea fundamental de los ministros del Señor. Tú y yo somos llamados a atesorar las Sagradas Escrituras, enseñar la sana doctrina y refutar el error que llegue a los oídos de las personas en nuestro tiempo.
Y debemos tener muy en cuenta que esa es la razón por la que no se puede ejercer el ministerio pastoral si no se es “… apto para enseñar…” (2 Timoteo 2:24)
Escrito por:
Juan Manuel Vaz, pastor fundador de la Iglesia Cristiana Caminando por Fe, en Barcelona, España. Productor del programa: Defendiendo mi Fe, que se transmite por nuestra emisora. Puedes seguirlo en sus redes sociales, YouTube y en Instagram