20 razones por las que fracasan los matrimonios
Escrito por Eternidad Plus el 09/03/2022
Un seguidor de Cristo tiene el poder de reconocer los problemas a la luz de la Palabra de Dios y experimentar el poder transformador de Su Espíritu.
Los matrimonios fallan por muchas razones y a menudo, por una combinación de razones. Cualquiera de los problemas enumerados aquí debe ser motivo de preocupación y cuidado. Los asuntos personales y espirituales no abordados afectarán a ambos, incluso si uno no es consciente o inocente. Si te preguntas por qué está fallando tu matrimonio, esta lista puede tener la respuesta.
Si bien hay poca diferencia entre los problemas matrimoniales cristianos y no cristianos, un seguidor de Cristo tiene el poder de reconocer los problemas a la luz de la Palabra de Dios y experimentar el poder transformador de Su Espíritu. ¡La felicidad conyugal puede ser una realidad!
Aquí hay 20 razones por las cuales los matrimonios (incluso los matrimonios cristianos) fallan.
- Espíritu implacable
Aprende a extender el perdón porque es fundamental para la armonía. En lugar de obsesionarte acerca de cómo te han hecho daño, trata a tu cónyuge como Dios te trata. “Soporten unos con otros y perdonen las quejas que puedan tener uno contra el otro. Perdona como el Señor te perdonó” (Colosenses 3:13).
- Presión financiera
No gastes tu vida tratando de ganar más y gastar más, o te esclavizarás a una vida de insatisfacción, materialismo y estrés sin fin. “Porque el amor al dinero es la raíz de todo tipo de maldad. Algunas personas, ansiosas de dinero, se han alejado de la fe y se han atravesado con muchas penas” (1 Timoteo 6:10).
- Infidelidad
La lujuria siempre conduce a la infidelidad del corazón, la mente y el cuerpo. Ninguna experiencia sexual fuera del matrimonio está bien. Dios nunca te llevará a enamorarte de alguien que no sea tu cónyuge. “No cometerás adulterio” (Éxodo 20:14).
- Inseguridad y preocupación
Quita los ojos del mundo y su ilusión de felicidad; nunca encontrarás la paz de nadie ni de nada que el mundo te ofrezca. Confía en el Señor. “Pero busca primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas también te serán dadas. Por lo tanto, no te preocupes por el mañana” (Mateo 6: 32-33).
- Pecados secretos
Si escondes una fantasía o hábito pecaminoso, se hará más fuerte; pretender que algo no existe o que no está mal le da mayor poder sobre tu vida. “Has puesto nuestras iniquidades delante de ti, nuestros pecados secretos a la luz de tu presencia” (Salmo 90: 8).
- Diferencias parentales
La Biblia es la mejor fuente disponible para padres; trata de seguir a Cristo y apunta a tus hijos hacia Cristo, y los detalles de la crianza encajarán. “No exasperes a tus hijos; en lugar de eso, críalos en la crianza y amonestación del Señor” (Efesios 6: 4).
- Interferencia de otros
Los familiares y amigos disfuncionales o controladores ejercerán una presión tremenda sobre tu unidad familiar; busca la sabiduría y la perspectiva de Dios sobre cómo manejar tus decisiones. Luego dibuja los límites necesarios con todos los que están fuera de la voluntad de Dios para su vida. “Respetarse unos a otros por reverencia a Cristo” (Efesios 5:21).
- Egoísmo
Todos nos cuidamos, especialmente cuando alguien desafía nuestros deseos. Comienza a considerar primero la perspectiva de tu cónyuge; ganar una discusión solo debilita tu matrimonio. “No hagas nada por ambición egoísta o vanidosa vanidad. Más bien, con humildad, valoren a los demás por encima de ustedes mismos” (Filipenses 2:23).
- Derecho
La autocompasión, la desilusión y la frustración provienen de una actitud de “yo merezco esto”. Esta atento a estos sentimientos: el problema central es la auto adoración. “Codicias, pero no puedes obtener lo que quieres, así que peleas y peleas. No tienes porque no le preguntas a Dios. Cuando pides, no recibes porque pides con motivos equivocados, que puedes gastar lo que obtienes en tus placeres” Santiago 4: 2-3).
- Inmadurez espiritual y emocional
La madurez lleva toda una vida, así que dale a tu cónyuge espacio para crecer sin ridiculizar o reprenderlo por inmadurez. Rodea tu matrimonio con modelos a seguir maduros y piadosos. “Avanzo hacia la meta para ganar el premio por el cual Dios me ha llamado en Cristo Jesús. Todos los que somos maduros debemos tener esa visión de las cosas” (Filipenses 3: 14-15).
- Duelo y depresión
Todos pasan por períodos de dolor y tristeza; sé comprensivo cuando tu cónyuge esté triste, guiándolo suavemente hacia la ayuda. “Ten piedad de mí, Señor, porque estoy angustiado; mis ojos se debilitan de dolor, mi alma y mi cuerpo de dolor” (Salmo 31:9).
- Codicia
Fuiste creado para estar satisfecho solo en la presencia de Dios. No alimentes el dolor porque las cosas que quieres no te satisfarán. “Nadie puede servir a dos maestros. O odiarás a uno y amarás al otro, o te dedicarás a uno y despreciarás al otro” (Lucas 16:13).
- Vergüenza
El Espíritu de Dios nos convence cuando pecamos; No nos avergüenza por nuestros errores. Acepta el hecho de que la gracia de Jesús te liberará de la vergüenza que sientes. “Vivo en desgracia todo el día y mi rostro está cubierto de vergüenza” (Salmo 44:15).
- Ira
Si tienes un fusible corto, debes averiguar por qué y dejar de inventar excusas. Obtén ayuda para superar este hábito destructivo y adictivo. “Que toda la amargura, la ira, la ira, el clamor y las malas palabras se alejen de ti con toda malicia” (Efesios 4:31).
- Deshonestidad
Nunca mientas ni engañes a tu cónyuge; no guardes secretos porque generará una brecha entre ustedes. Además, una mentira siempre da a luz a otra. “No se mientan unos a otros” (Colosenses 3: 9).
- Mundanalidad
Cuando sus corazones anhelan reconocimiento, riqueza y belleza, creerán que su valor está unido a lo que son y lo que hacen; y cuanto más dude de su valor, más encontrará que su cónyuge no es satisfactorio. “Enseñándonos, que, negando toda impiedad y lujuria mundana, deberíamos vivir sobrios, rectamente y piadosos en este mundo presente” (Tito 2:12).
- Orgullo
Aquí yace la raíz de todo conflicto, inseguridad y pecado. Entonces, en lugar de pensar en ti mismo, gasta tu energía y amor dándole gracia y amor a tu cónyuge. “Donde hay contienda, hay orgullo, pero la sabiduría se encuentra con aquellos que toman consejos” (Proverbios 13:10).
- Decepción
Cuando llegan los momentos difíciles, puedes sentir que tu cónyuge no ha hecho lo suficiente para hacerte feliz. Echa un vistazo a dónde colocas tu esperanza; si no es Dios, lucharás continuamente con la desilusión. Comienza a alabar a Dios por toda su provisión, y tu decepción se desvanecerá. “¿Por qué estás abatida, alma mía? ¿Por qué tan perturbado dentro de mí? Pon tu esperanza en Dios, porque aún lo alabaré a él, mi Salvador y mi Dios” (Salmo 42:5).
- Diferentes prioridades / sistema de valores
Tú y tu cónyuge pueden vivir de acuerdo con estándares opuestos, lo que puede causar contención y frustración. Trata de recordar que Dios te hace responsable de tus acciones; vive tu vida y no te concentres en lo que hace o no hace tu cónyuge. “¿Cómo puede un joven mantenerse en el camino de la pureza? ¿Viviendo según tu palabra? Te busco con todo mi corazón; no me dejes desviarme de tus mandamientos” (Salmo 119: 10-11).
- Autoimagen
Si sufres de baja autoestima, la solución no es amarte más a ti mismo, es amar a Dios y agradecerle por su trabajo continuo en tu vida. Deja que Dios te transforme a su imagen; abraza tu proceso, en lugar de compararte con los demás. “Te alabo porque estoy hecho con temor y maravillosamente; tus obras son maravillosas, lo sé muy bien” (Salmo 139: 14).
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Isabel Zaragoza García / 20/03/2022, (10:03 am)
Una vez leído el contenido, concluyo que es ilustrativo y verídico así como esencial caminar en los mandamientos de Dios, buscar a él primero antes de lo que el mundo ofrece, y reconozco que sin Cristo Jesús en mi corazón y pensamiento, no caminaré para tener una vida de amor con paz y tranquilidad.